
98. ACEPTARÉ EL PAPEL QUE ME CORRESPONDE EN EL PLAN DE DIOS PARA LA SALVACIÓN. 8 abril
Esta frase me sacude los bocetos de mis expectativas y los apuntes del pasado. Y es que tanto proyecto personal me hacía creer que la felicidad tenía una forma especial, concreta. Un error más.
No hay más juicio que el que me devuelve a la realidad, y para ello debo dedicar mi día a Su Plan, demasiados he dedicado ya al ego y así me va… buscando sin hallar. Tuve, y tengo, muchas ideas arrogantes que me dicen que había una herida que tenía que vengar, que solucionar por mi cuenta. Y la herida ahí sigue, abierta por falta de perdonar.
Hoy perdono lo que viene y perdono lo que no, suelto riendas. Deseo aprender a hacerlo y aceptar solo el lugar que Dios me ofreció en su Extensión.
Este mundo huele a miedo y ése no es el aroma de Dios.
Mafalda diría : «Paren el mundo que me bajo». Vale, pero, ¿cómo lo paramos? Perdonando, el perdón es el arte de no dar importancia a lo que percibo como ataque, es decir, de ignorar al ego.
Estoy dispuesta a la enmienda.
Dejo de enredarme donde había solamente vacuidad, el Conocimiento es el Padre, y Su Plan no lo he elaborado yo. Estoy dispuesta a aprenderlo, y para ello la aceptación es importante.
- Mafalda… ¿A dónde vamos?
- A Co-crear con el Amor.
- ¿Quiénes van?
- Tú , con toda la Filiación.
- ¿Cuál es la dirección?
- Hacia dentro, allí justo donde están las Leyes de Dios.
- ¿Qué debo hacer?
- Renunciar a lo que nunca fue real, o, dicho de otra manera, perdonar.
- ¿Cómo hago eso?
– El Espíritu Santo te guiará. Pide que te enseñe a recordar a través de lo que creíste que era real.
Jesús aceptó el papel que le correspondía como hombre y ahora tengo su fortaleza para guiarme en la redención del mundo.
Aceptaré el papel que me corresponde en nombre de Su Amor.
Y13

Robert Adams: AUTOINDAGACIÓN (4)
Por lo tanto, no hay una respuesta para «¿Quién soy yo?». Cuando alcances la respuesta habrá vacuidad, un vacío. Serás de lo no-nacido. Pero no es un vacío como piensas, no es la vacuidad como piensas. A falta de una palabra mejor, se le puede llamar santidad, nirvana, Sat-Chit-Ananda, consciencia, realidad absoluta. No importa el nombre que le demos, serás eso y no habrá ninguna explicación. Simplemente te convertirás en eso, y sentirás una paz profunda que nunca antes habías sentido. Sentirás una felicidad incondicional. Tratarás de explicártelo a ti mismo y a tus amigos, pero no se puede, porque lo finito no puede comprender lo infinito. No hay palabras.