
Robert Adams: ¿QUÉ PUEDO HACER?
La gente nace y muere en el mundo. Luego volveran otra vez y se irán de nuevo. Éste es un juego que nunca termina, hasta que te cansas de jugarlo, y te dices a ti mismo: «Espera un momento, he estado jugando a este juego durante eones. Muero y vuelvo, muero y vuelvo, muero y vuelvo. Me estoy cansando de esto, ¿qué puedo hacer?». Y cuando finalmente haces esa pregunta, algo sucederá. Encontrarás el libro adecuado, conocerás al maestro adecuado, escucharás las palabras adecuadas…

- DIOS ES EL AMOR EN EL QUE PERDONO.(15 febrero)
La realidad de este mundo niega el milagro y bloquea el recuerdo de Su Amor con mis ideas. El ego es el miedo en el que juzgo. Su perdón es un disfraz de odio; es algo así como: «Aunque te hizo daño, perdónalo. Pero se equivocó ..» Y con esta idea, tachan, me desvinculo de mi misma frente al espejo.
El perdón que viene de la mano de Dios es el acto de amor más grande que puedo ofrecerme a través del mundo. Liberar al mundo de lo que pensé es reivindicar el Amor del Cielo.
Y entonces un pensamiento me viene:
- ¿Y las guerras, el terrorismo, el asesino que salió en el telediario? ¿Eso es una proyección de tu mente? ¿Si ni siquiera los conoces?!. Tú eres mejor que ellos, nunca harías eso.-
Y con este argumento fui colocando a mi vida una escala de valores donde colocar a los que estaban por debajo de mí y los que no. Mi tabla de mandamientos personal.
Mis juicios acerca de la violencia no me aporta paz, mas bien la alimentan y seguiré proyectandola en el mundo, y si esto lo extiendo a población mundial, puedo entender que el planeta esté en conflicto.
Carl Jung, psiquiatra discípulo de Freud, descubrió que hay una psique común en el ser compuesta de arquetipos, el «inconsciente colectivo» lo llamó, y viene dado por símbolos y experiencias compartidas entre los miembros de una misma especie. Sería como una biblioteca en común donde se guardan los archivos compartidos que damos por hechos. «Historia de culpas humanas» sería una sección.
O perdono las ilusiones o me encadeno a ellas y sigo dándole a la manivela . No conozco ninguna mente atormentada que necesite ser juzgada, más bien necesita amor.
El perdón empieza por darme de baja del «yo sé». Y al no saber, preguntar que ve el Espíritu por mí.
El perdón pasa por Su Amor, en Su Nombre y bajo Su Autoria.
Y13